Se habla de forma equívoca acerca del “relevo generacional” en la actual transformación mexicana. Sin embargo, cinco de los presidenciables de nuestro movimiento, en pleno proceso de consulta, rebasan los 60 años de edad. Si Andrés Manuel López Obrador tiene 69, la diferencia con su inmediato sucesor o sucesora es menor de diez años; de modo que se trata de la misma generación que viene luchando al lado de AMLO desde hace más de dos décadas.

Ortega y Gasset decía que una revolución perdura 15 años, “período que coincide con la efectividad de una generación”. Para redondear, necesitaríamos tres sexenios aproximadamente que transforme radicalmente a México, después de los cuales vendría una nueva generación que consolidaría los cambios.

Ortega fue aun más explícitamente histórico. Desglosando las fases generacionales, el filósofo de la historia afirmó: “en términos de sociología del saber, el ciclo vital de las generaciones dura sesenta años y se divide en cuatro generaciones separadas quince años una de otra”:

1) la que inventa y funda un nuevo orden.

2) la que lo consolida e institucionaliza

3) la que lo critica y, finalmente,

4) la que rompe con él.

Hablando en términos generales, la generación de Andrés Manuel puede y debe proseguir los cambios (ya que estamos en la fase 1; mientras, el verdadero relevo generacional (los políticos y líderes nacidos entre principios de los 70’s y mediados de los 80’s) se prepara para la institucional del nuevo régimen hoy apenas naciente. Claro, no son leyes fijas sino tendencias sociológicas, así que pueden darse excepciones y saltos generacionales sin que ello nos tenga que sorprender.